Soy tía
>> viernes, 9 de enero de 2009
Once días después de lo previsto. A la una de la mañana. Ocho de enero de 2009.
Llegó Paula:

Ignoro cuánto pesa y cuánto mide. ¿Acaso importa? Ha sido un bebé sano y precioso, con unas manos y unos pies enormes, igualita que su padre.
Esa criatura de ahí es el primer hijo que ha tenido la que fuera mi compañera de piso el año pasado, y más importante aun, como una prima para mí desde que tengo uso de razón: Vanessa.
Atrás quedan nuestras cenas de cotuflas y tortitas con azúcar, y aunque me da mucha penita, pienso que la razón de todo eso se atribuye a ese bebé que está ahí, por el que falté a clase en cuanto supe que había nacido -aunque todo sea dicho: cualquier razón es buena para faltar.
Su tardío nacimiento ha dado a lugar a todo tipo de bromas. Primero decían que se demoraba porque era lo mismo de remolona que su tío, Rafa; luego, porque estaba esperando a que mi prima Isa regresara de Tenerife para nacer; como seis días más tarde aun seguía en el vientre materno, pasaron a que estaba esperando a mis tíos.
Al final, todo se resume en que me estaba esperando a mí. Llegué yo, y nació ella -¡ja!-. Si es que la niña no es tonta, y ya sabe quien de todas sus tías va a ser quien la mime con ingeniosas cenas totalmente caloríficas -¡nutella pawa!-.
Además de que seré yo quien ponga a su disposición unas magníficas vacaciones veraniegas en mi pequeña islita del Atlántico, no esa mierda de otros pueblos jienenses o granaínos que visitar. Sol, playa, castillos de arena, montaña, macarrones a punta pala y muuuucho chocolate... ¿Qué niño no quiere eso?
Seré genial, lo sé. Me molo a mí misma.
¡Bienvenida al mundo, Paula!
Llegó Paula:

Ignoro cuánto pesa y cuánto mide. ¿Acaso importa? Ha sido un bebé sano y precioso, con unas manos y unos pies enormes, igualita que su padre.
Esa criatura de ahí es el primer hijo que ha tenido la que fuera mi compañera de piso el año pasado, y más importante aun, como una prima para mí desde que tengo uso de razón: Vanessa.
Atrás quedan nuestras cenas de cotuflas y tortitas con azúcar, y aunque me da mucha penita, pienso que la razón de todo eso se atribuye a ese bebé que está ahí, por el que falté a clase en cuanto supe que había nacido -aunque todo sea dicho: cualquier razón es buena para faltar.
Su tardío nacimiento ha dado a lugar a todo tipo de bromas. Primero decían que se demoraba porque era lo mismo de remolona que su tío, Rafa; luego, porque estaba esperando a que mi prima Isa regresara de Tenerife para nacer; como seis días más tarde aun seguía en el vientre materno, pasaron a que estaba esperando a mis tíos.
Al final, todo se resume en que me estaba esperando a mí. Llegué yo, y nació ella -¡ja!-. Si es que la niña no es tonta, y ya sabe quien de todas sus tías va a ser quien la mime con ingeniosas cenas totalmente caloríficas -¡nutella pawa!-.
Además de que seré yo quien ponga a su disposición unas magníficas vacaciones veraniegas en mi pequeña islita del Atlántico, no esa mierda de otros pueblos jienenses o granaínos que visitar. Sol, playa, castillos de arena, montaña, macarrones a punta pala y muuuucho chocolate... ¿Qué niño no quiere eso?
Seré genial, lo sé. Me molo a mí misma.
¡Bienvenida al mundo, Paula!
4 huellas:
Mierda de pueblos jiennenses?
Ke no te vea yo por Alcalá ¬¬
De todo lo que hay en la entrada, te quedas sólo con eso.... Hay que joderse.
Si ¬¬
Por qué los nanos de hoy nacen con los ojos tan abiertos?? Parecen personas mayores...
Es muy bonita. Ya verás como se te cae la baba con ella dentro de nada. Te lo dice una experta...
Publicar un comentario