Renta por una noche

>> jueves, 8 de enero de 2009

Apareció sin pedir permiso, sin llamar, sin hacer ruido. Aprovechó esos pocos segundos en que la puerta estuvo abierta para entrar sigilosamente, únicamente delatada por el singular sonido de un cascabel. Nadie se dio cuenta de su intromisión hasta que se plantó en medio del salón con un maullido afónico y la respuesta en un grito de miedo, y, sin más, empezó a corretear por todos los rincones, adueñándose de mi cuarto en cuestión de segundos, subiéndose a mi cama y husmeando en mi maleta vacía. Hurgó en los armarios, en la basura, en la cesta de la ropa sucia. Olisqueó las esquinas, se aventuró bajo la mesa (y sobre ella), miró mis apuntes sin aprender nada y jugó con los cordones de mis zapatos.

Y ahora, duerme. Duerme como un niño tras todo un día de juegos. Se asusta con los ruidos de los vecinos de arriba. Vuelve a cerrar los ojos, y se inquieta con el sonido de las teclas.

No puedo quedármela, ya que un cartel dejado en el rellano anuncia que está aquí, perdida. Pero es taaan mona, que por hoy, es sólo mía.

Ella:



La pequeña Intrusa.

4 huellas:

Iria 8 de enero de 2009, 3:35  

Que maja!

C!! 8 de enero de 2009, 8:27  

¿Seguro que no puedes? Parece que ella te ha elegido a ti...

Marino 8 de enero de 2009, 11:40  

Yo tuve un gatito el año pasado, pero lo tuvimos ke regalar porque uno de mis compañeros de piso era alergico

Lur 8 de enero de 2009, 11:56  

Esta tenía dueño. Vinieron a buscarla y ya se los devolví. Sólo la cuidé un ratito... Más mooonaaa.

Además, yo tampoco hubiera podido quedármela porque mi compi también es alérgica. Un asco.

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