Por qué. En serio, por qué
>> sábado, 20 de febrero de 2010
Hay seres en esta vida que son comentados a diestro y siniestro por la excentricidad con la que manejan su vida e imagen y que hace inevitable que los miremos aún cuando estamos concentrados en otras cosas. Lady Gaga, Britney Spears y sus idas de olla, Amy Winehouse, Paris Hilton,... son algunos de los ejemplos, tan bestiales y siempre tan de actualidad que hacen que nuestros ojitos desatiendan a otros seres como al que yo le he dedicado hoy mi tiempo.
Porque no lo entiendo. No entiendo como un tío que es tan jodidamente guapo se pervierte hasta un punto en que no sabes si ir a pegarle un bofetón para que espabile, que con 38 tacos ya es hora, o ir a darle un abrazo y jurarle que recibirá de ti toda la atención que busca, porque, sinceramente, a mí que a Jared Leto le falta amor. Mucho amor. Y lo busca en las personas equivocadas.
Hoy pienso perder mi tiempo de un sábado noche sin planes en hacer un repaso a los que han sido sus looks en quince años, porque me aburro, y porque es digno de ver.
Todo empezó así:

Corría el año 94. La oportunidad de Jared por hacerse notar llegó primero con My so-called life, una serie que duró tan sólo su primera temporada. Claire Danes tenía mejores cosas que hacer (como el gran truño que fue Terminator 3, por ejemplo) y el espíritu inquieto de Jared le exigía hacer cosas más de su edad, que con 23 años que tenía por entonces se veía ya muy adulto para hacer de adolescente. Curioso para alguien que se ha mantenido eternamente joven siempre.
El chico creció bien. Físicamente bien. Pero ya desde entonces veíamos sus quebraderos de cabeza por encontrar un estilo fijo. Veamoslo, que los ejemplos son mejores que una mera descripción (aviso, no están en orden por vaga):
Estilo "yo modelo":

Estilo YMCA:

Ahora, más Backstreet boy:

Intentó tirar un poco de sus personajes y del look que le exigían y fueron saliendo cosas como ésta:
El club de la lucha:

The horror. Ni comento. Paso. No puedo. Me dan ganas de llorar. ¡Rubiaaaaaaaaaaaa!
La habitación del pánico:

Hefestión:


El pañuelo, ¿qué? ¿Te dio frío en el cuello? Además, está puesto como después de un contoneo digno, en plan "¡me voy! Ahí os quedáis, basurilla". Eso, a ti, que no te den la caca.

En su época de Hefestión sucedió algo... Conoció a Vicious:

y luego veríamos cómo le afectaría eso. Pero luego.
He aquí uno de los milagros en su vida. El señor de la Guerra. Vitaly, la razón por la que luego no entenderíamos su perversión. Estás bueno, coño, y molas. ¿Qué haces cargándote esto?

No, miento. Se lo comió Chapman:
Trabajó con Nicolas Cage y no cuajó. Hizo del asesino de John Lennon y tampoco. No estaba recibiendo toda la atención que él creía que merecía. ¿Qué pasaba? ¿Acaso no lo hacía bien en sus películas? Tenía que hacer algo. Ya lo veremos.
A veces salía a la calle y nos deleitaba con imágenes como éstas:
Perdonable. Porque aunque ridículo, me gusta.
¡Cuidado! ¡Árbol va! El chandal es para correr en caso de necesidad. Uno nunca sabe dónde cae el árbol. Práctico donde los haya.

Ahora no sé de qué voy. Yo lo intento, de todas formas. ¿El qué? Who knows.
No rompas más, mi pobre corazón....
Yeeaaah baby. Papi's at home. Portazo en toda la cara.
Porque toda perversión comenzó ahí, el día que se dio cuenta que como actor las cosas no le iban bien y decidió montar un grupo, a ver si así le hacían caso de una puta vez. Un grupo que, sí, no soy hipócrita, me encanta. Pese a sus rarezas, su faceta como cantante a mi gusto es un acierto. 30 seconds to mars es, actualmente, mi grupo favorito, incluso a pesar de la decepción que supuso para mí This is War.
Por suerte, la vez que lo vi en concierto me ahorré imágenes como la rubia de arriba.
Pero en el grupo también encontró dificultades. No sabía a qué estilo atenerse, daba igual la música que hiciera. Él quería que lo miraran y lo imitaran. Así que probó varias opciones:
Cada uno como salió de su casa. Es decir, no iban de nada:

Somos buenos y "guapos". Atrayendo las miradas de las féminas, sin duda, una buena mayoría a la que captó enseguida. Era un guapo estropeado, pero guapo. Ellas no necesitaban más, sólo mirar y morir:

Demostró que estaba bueno, pero él quería más. Ya tenía al sector femenino, pero ahora quería al sector femenino ojcuro -que diría Pablo- ¿Cómo atraerlo? ¡Vayamos de alternativos!
Pegote rubio:

Somos maaaaaalos, muy malos:

También somos maleducados. Mira, te señalo. Jojo, cuánta maldad hay en mí:

Pelo negro, pelo rojo. Por qué tener un color cuando puedes tener dos. Sin duda, el más imitado por sus fans:

Pero entonces llegó el pelo cuenco, las gabardinas lavandas y pintorrejearse la cara.

El intento de Picasso, supongo -y de cómo cagarte en el arte. Hace que valore más los dibujos de mi sobrino de 4 años-:

Se acaba la gira. Se le pierde la pista durante un tiempo, hasta que... ¡Cabeza cagona! No lavarse el pelo, uno de sus habituales. Incluso para presentarse en un desfile. Tiene cojones:

En semana santa, un día salió a la calle así, intentando ser Kurt Cobain :S

Por un momento, de repente y lo que duró Cannes, fue normal y guapo:

Porque un mes después, malo malote again:

Debió considerar que los cardaos no estaban hechos para él e hizo su propio aporte: el pelo a lo Goku.

Pero los ochenta, me temo, fueron unos años muy duros en cuestión de moda y así debió verlo él, porque le duró más bien poco. Cuando ya no pudo apurar más el uso de su chupa de cuero -se la ponía siempre, si-em-pre-, volvió a cambiar de década.
¡Sí! ¡Los setenta!
La referencia que tomó de Vicious. ¿La recordáis? Here:

Vamos, que le dio por el punk, o eso cree él. La chupa de los ochenta le valía también en los setenta, así que... ¡practicidad! Hoy soy la diarrea de Rotten.
Así pues, esto es una reseña de cómo ser un tío guapo, a convertirte en una payasa. No sé qué pretendes, Jared, pero... ir a otro concierto supone morir de risa, yo creo. ¡Qué suerte tuve en Edimburgo, que sólo tenías una rayita fluorescente en el entrecejo!